Al mal tiempo, buen cine...

Queridos lectores y seguidores:

Me permito escribir una líneas para agradeceros a todos (desde todas las partes del mundo) que visitéis mi blog y todo lo que voy publicando. Ante todo comentar que no estoy licenciada en cinematografía pero, doy gracias por haber asistido a cursos y que mis padres me introdujeran al cine con sólo 8 años.

Por eso os animo que escribáis vuestras opiniones sin vergüenza alguna (¡por eso existe la libertad de expresión!) o sugerir cambios o visionados de películas, ya que se convierte en un feedback donde podemos aprender unos de otros.

Para finalizar, gracias una vez más por vuestro tiempo y dedicárselo a mi blog. ¡Seguid disfrutando del cine!

domingo, 31 de diciembre de 2017

Yo, Daniel Blake (2016)



  • Título original: I, Daniel Blake
  • Dirección: Ken Loach
  • Año: 2016
  • Género: Drama
  • Intérpretes: Dave Johns, Hayley Squires, Dylan McKiernan, Briana Shann, Kate Rutter, Kema Sikazwe, Gavin Webster, Steven Richens
  • Guión: Paul Laverty
  • Música: George Fenton
  • Fotografía: Robbie Ryan
  • Montaje: Johnathan Morris
  • Productora: Why Not Productions, Wild Bunch

SINOPSIS

Daniel Blake (Dave Johns) es un carpintero de 59 años que sufre un ataque al corazón en el trabajo. Cuando solicita la ayuda del gobierno por incapacidad laboral, se la deniegan. Intentando buscar una salida que le ayude a subsistir conoce a Kattie (Hayley Squires) una madre con dos hijos que busca una vida mejor tras marcharse del albergue para indigentes en el que vivía.


CRITICA

Cuando se cataloga una película en el género de drama, siempre esperamos una historia que nos genere alguna que otra lágrima y que al final el espectador acabe con una caja de kleenex en los cuales debe de secarse dichas lágrimas. Pero, muchas veces este género sirve también de reflejo para mostrar lo que ocurre en la sociedad (sin adornos, sin ningún tipo de florituras) y darnos cuenta que, la falta de humanidad en un mundo cada vez más egoísta es algo que no podemos ignorar.

Aunque no lo parezca, esta historia totalmente conmovedora y que suele suceder en cualquier país, la gente trabajadora y humilde que ha estado contribuyendo a la sociedad con sus impuestos y su trabajo, cuando ya no puede más, le deniegan todo tipo de ayudas y subvenciones puesto que, con el simple echo de respirar, te hace totalmente válido y competente para trabajar. Y, de alguna que otra forma, el estado se acaba desentendiendo de estas personas.


Desde un primer momento, en la película se nos muestra la gran brecha social que hay en el Estado para que éste, de alguna forma "escurra el bulto" para no ayudar a los que realmente tendría que proteger. No solo se nos muestra la cara amarga de una situación que vemos que no va a mejorar para el protagonista, sino como muchas veces la gente que está sola y no tiene ningún tipo de familia, acaba ayudando a otros (en su misma situación) sin esperar nada a cambio y que, de alguna forma, les hace la vida un poco más llevadera, aunque solo sea un poco. También de alguna forma, puede hacer reflexionar a todo el mundo, puesto que el ser humano critica la situación de las personas necesitadas que, han llegado a esa situación porque han vivido por encima de sus posibilidades o que incluso querían vivir del cuento o vivir del Estado, sin ni siquiera mover un dedo; cuando realmente no se sabe su situación pasada (ni la actual) y como han acabado casi en la indigencia.

Otro de los puntos a favor que tiene la película es como el personaje de Daniel Blake conoce a una madre (Kattie) joven, soltera y con dos hijos y decide ayudarla o hacer que el cuchitril en el que viven sea un poco más acogedor. A su vez,  Kattie decide buscar una vida mejor para sus hijos y ve que no lo consigue al buscar y no encontrarlo y vivir de la ayuda de los demás le supone un fuerte golpe para ella y, al final recurre a la prostitución. Pero, su amigo Daniel está ahí para recordarla que es una buena madre y que su vida irá a mejor y que no es necesario que venda su cuerpo para dar de comer a sus hijos. Y como al final, parece ser que la situación de ella se acaba revirtiendo y le ayuda a él para que le den la incapacidad.

A lo largo de toda la película, se nos muestra también como hay personas que, aunque trabajen en el sistema, o personas que por muy poco que tengan, acaban ayudando y compartiendo entre ellas. Por otro lado, también se muestra como el Estado, para no tener que "hacerse cargo" de los ciudadanos, evita el trato personal y obliga a que toda persona para solicitar una ayuda, lo haga de forma telemática y de esta forma, quitarse un peso de encima.


El gran Ken Loach junto con su guionista Paul Laverty, llevan una vez más al espectador a una nueva forma de centrifugación de la pobreza, donde el individuo no importa en una sociedad cada vez más decadente y egoísta y que además, se dan derechos a cosas o personas que no ayudan a mejorar a la sociedad. Y que una vez más, nos presentan (director y guionista) una historia que no es de lágrima fácil, sino de una realidad que cada vez es mucho más palpable y de la que intentamos escapar puesto que no tiene nada que ver con nosotros. Porque a lo mejor, con un simple gesto de bondad o con una pequeña sonrisa, podemos ayudar al que tenemos al lado y, por un momento no tener que pensar en nosotros mismos.

Unos cinco minutos antes de que termine la película, el/la protagonista deja una reflexión que no es difícil de ignorar y que de vez en cuando todos los dirigentes políticos, de todos los países deberían reflexionar que, para que un país prospere muchas veces no es importante ser un gran país productor, sino ser un país rico en humanidad: "No soy un cliente, ni un consumidor, ni un usuario del servicio. No soy un gandul, ni un mendigo, ni un ladrón. No soy un número de la seguridad social o un expediente. Siempre pagué mis deudas, hasta el último céntimo y estoy orgulloso. El tipo de personas, me da igual, siempre las he respetado y ayudado. No acepto ni busco caridad. Me llamo Daniel Blake. Soy una persona. No un perro. Y como tal exijo mis derechos. Exijo que se me respete. Yo, Daniel Blake, soy un ciudadano; nada más y nada menos. Gracias".



Calificación personal: 9.2


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