- Título original: Kind hearts and coronets
- Año: 1949
- Género: Drama
- Dirección: Robert Hamer
- Intérpretes: Dennis Price, Alec Guinness, Valerie Hobson, Joan Greenwood, Audrey Fildes, Miles Malleson, John Penrose, Clive Morton
- Guión: Roy Horniman, Robert Hamer, John Dighton
- Música: Ernest Irving
- Fotografía: Douglas Slocombe
- Montaje: Pete Tanner
- Vestuario: Anthony Mendleson
- Productora: Ealing Studios
SINOPSIS
Un joven ambicioso y sin escrúpulos (Dennis Prices) está dispuesto a acabar con la familia D'Ascoyne, a la que pertenece pero, de la que fue desheredado por casarse su madre con un músico. Su plan consiste en estudiar a todos los miembros de la familia para acabar con ellos. Uno a uno.
CRITICA
El humor negro británico, se ha caracterizado muchas veces por reflejar diversos aspectos de la vida cotidiana y, mezclarnos con un toque sarcástico. Por otro lado, de una forma bastante certera intenta mostrar todos los aspectos que, muchas veces diferentes familias poderosas tienen a la hora de manipular a los diversos herederos con tal de no manchar su nombre.
En todo este trajín de la historia, una mujer al casarse con un músico, provoca que su padre la desherede, así como no volver a tener contacto con ella ni con el hijo de ésta, Louis. Cuando va creciendo, empieza a perpetrar un plan para conseguir esa tan ansiada herencia, puesto que al ser un noble, no tendría que verse forzado a trabajar, sino a poder disfrutar de la vida y de sus privilegios nobiliarios que le fueron quitados.
Por ello, empieza a desarrollar el plan para acabar con cada uno de los diferentes herederos y así poder ascender de inmediato. Los diversos planes que va poniendo en marcha son muy sutiles a la par que accidentales, para no dejar ningún atisbo de duda sobre su persona. Pero, ese exceso de ambición le acabará costando muy caro, no solo porque no tiene ningún tipo de miramientos por acabar con el ser humano, sino también que el aparentar (aunque luego lo sea) un noble, con aires refinados, se cree con derechos e inmunidad sobre su persona. Lo que provoca el final esperado (o no tanto), del cual no voy hacer ningún spoiler.
Podríamos concluir que el afán por aparentar algo que no somos, conseguir aquello que nos merecemos, pisotear a los demás o incluso creernos superiores, no nos convierte en mejores personas sino, en seres viles y despreciables que, tarde o temprano, recibirán su merecido.
Calificación personal: 8
No hay comentarios:
Publicar un comentario