- Dirección: Fritz Lang
- Año: 1927
- Género: Ciencia Ficción
- Guión: The Von Harbou
- Intérpretes: Brigitte Helm, Alfred Abel, Gustav Frölich, Rudolph Klein-Rogge, Theodor Loss, Fritz Rasp, Heinrich George.
- Fotografía: Karl Freund, Günther Rittau
- Música: Bernd Schulteis, Gottfried Huppertz.
- Montaje: Channing Pollock
- Productora: UFA
SINOPSIS
En una megalópolis del siglo XXI, los obreros viven bajo tierra sin salir al exterior como en pequeños guetos. Estos obreros son el corazón de Metrópolis, la gran ciudad donde la opulencia, elementos exagerados y una vida lujosa evitan que los ciudadanos sepan que es lo que ocurre bajo tierra. Hasta que Feder (Gustav Frölich) se da cuenta de la realidad que hay bajo sus pies y decide poner una solución a la injusticia que se está produciendo.
CRITICA
Hoy en día, realizar una película de cine mudo (aunque ya se hizo con The Artist y Blancanieves) se palpa como algo lejano pero a la vez cercano, puesto que los medios y las posibilidades son mucho más amplias que antiguamente, pero el esfuerzo de que en el siglo pasado se le pudiese mostrar al espectador una realidad que no nos es ajena, da escalofríos.
Gracias a Metrópolis tenemos varios caminos para poder analizar la película, por un lado nos muestra ese expresionismo alemán que surgió en los años veinte, el cual mostraba las situaciones o los diferentes elementos de una forma un tanto exagerada. Y por otro lado, el análisis de la historia que es lo que pretendo centrarme.
Es fascinante el poder que tuvo Fritz Lang para imaginar un futuro que no dista mucho de la realidad que hoy en día vivimos: la gran distancia que separa a la clase obrera de la clase pudiente. Este contraste se observa desde el principio, cuando una serie de fotogramas (como la imagen que se muestra a la derecha) reflejan no sólo el sitio donde viven los trabajadores, sino también su forma de moverse y sus expresiones faciales y corporales. Se mueven como si fueran robots, todos sincronizados (donde la música juega un papel importante) andando al unísono, carentes de expresividad y que su vida se reduce únicamente a realizar un trabajo agotador, de muchas horas y sin ningún tipo de disfrute; mientras que de su sudor y su esfuerzo viven las clases más pudientes. No sólo eso, también no conocen lo que hay más allá de ese mundo subterráneo y si pueden esperar de su vida algo mejor.
Por otro lado muestra a las clases pudientes que viven ajenos a todo lo que sucede bajo tierra, ya que para ellos lo que realmente importa es seguir teniendo comodidades y lujos. Pero, el dueño de la megalópolis es el único (con muy pocos empleados) que están atentos a lo que ocurre abajo para que la ciudad no se venga abajo y, que los obreros no se amotinen y les hagan pensar que su mundo sigue siendo bajo tierra. Hasta que, se le escapa de sus manos cuando su único hijo descubre la realidad de esta gente a través de los ojos de una mujer que les da esperanza a los obreros.
Ante esta situación el jefe de la megalópolis ve perjudicial que su hijo haya simpatizado con sus trabajadores y le pide ayuda a un científico (cuyas intenciones no son muy buenas por cierto) para sembrar el caos entre los trabajadores a toda costa, sin pensar que SIN ELLOS su gran Metrópolis no funciona y la sumiría en un profundo caos. Pero, con tal de mantenerlos callados es capaz de hacer cualquier cosa porque ya habrá alguien que les sustituya. Esto, aunque no lo parezca ocurre en la actualidad, puesto que en un trabajo cuando estás a punto de jubilarte te sustituyen por otra persona, te reducen la jornada y contrata a alguien por menos dinero o incluso cuando se rebasa una edad parece que no se es válido para trabajar.
Si bien es cierto que esta película es una obra maestra del cine mudo, una de las pocas pegas que le pongo un poco las situaciones excéntricas de la creación del robot y todo lo que conlleva posteriormente; ahí es donde aparece con mayor nitidez el expresionismo alemán que comentaba anteriormente y, además el pensamiento adelantado sobre avances científicos.
Centrándome en otras facetas, Fritz Lang sólo hizo dos película en Alemania: Metrópolis y M: El vampiro de Düsseldorf, puesto que no estaba conforme con la ideología del nacional socialismo que se estaba imponiendo por aquel momento. Otra característica digna de mención, es que la película está basada en el libro que escribió su mujer. Los efectos especiales son los más cuidados que he visto en películas de esta época. También reseñar que esta película tuvo influencias en cineastas posteriores como fue el caso de Ridley Scott que se inspiró en la ciudad para hacer Blade Runner, Luc Besson que absorbió la idea de la cápsula para El quinto elemento o incluso George Lucas para dar base al androide C3PO en la mítica saga de Star Wars. Y una larga lista entre más películas y cantantes que se vieron influenciados tanto por el póster de la película como por los fotogramas.
Desde mi punto de vista, es una joya del séptimo arte que no debe de faltar en una lista de películas vistas, pero lo más importante es ver la versión entera y recuperada de 148 minutos porque permite entender bastante bien fragmentos de la historia que fueron cortados para su estreno es otros países fuera de Alemania. Disfrutad con una de las maravillas de la ciencia ficción.
Calificación personal: 9
Hoy en día, realizar una película de cine mudo (aunque ya se hizo con The Artist y Blancanieves) se palpa como algo lejano pero a la vez cercano, puesto que los medios y las posibilidades son mucho más amplias que antiguamente, pero el esfuerzo de que en el siglo pasado se le pudiese mostrar al espectador una realidad que no nos es ajena, da escalofríos.
Gracias a Metrópolis tenemos varios caminos para poder analizar la película, por un lado nos muestra ese expresionismo alemán que surgió en los años veinte, el cual mostraba las situaciones o los diferentes elementos de una forma un tanto exagerada. Y por otro lado, el análisis de la historia que es lo que pretendo centrarme.
Es fascinante el poder que tuvo Fritz Lang para imaginar un futuro que no dista mucho de la realidad que hoy en día vivimos: la gran distancia que separa a la clase obrera de la clase pudiente. Este contraste se observa desde el principio, cuando una serie de fotogramas (como la imagen que se muestra a la derecha) reflejan no sólo el sitio donde viven los trabajadores, sino también su forma de moverse y sus expresiones faciales y corporales. Se mueven como si fueran robots, todos sincronizados (donde la música juega un papel importante) andando al unísono, carentes de expresividad y que su vida se reduce únicamente a realizar un trabajo agotador, de muchas horas y sin ningún tipo de disfrute; mientras que de su sudor y su esfuerzo viven las clases más pudientes. No sólo eso, también no conocen lo que hay más allá de ese mundo subterráneo y si pueden esperar de su vida algo mejor.
Por otro lado muestra a las clases pudientes que viven ajenos a todo lo que sucede bajo tierra, ya que para ellos lo que realmente importa es seguir teniendo comodidades y lujos. Pero, el dueño de la megalópolis es el único (con muy pocos empleados) que están atentos a lo que ocurre abajo para que la ciudad no se venga abajo y, que los obreros no se amotinen y les hagan pensar que su mundo sigue siendo bajo tierra. Hasta que, se le escapa de sus manos cuando su único hijo descubre la realidad de esta gente a través de los ojos de una mujer que les da esperanza a los obreros.
Ante esta situación el jefe de la megalópolis ve perjudicial que su hijo haya simpatizado con sus trabajadores y le pide ayuda a un científico (cuyas intenciones no son muy buenas por cierto) para sembrar el caos entre los trabajadores a toda costa, sin pensar que SIN ELLOS su gran Metrópolis no funciona y la sumiría en un profundo caos. Pero, con tal de mantenerlos callados es capaz de hacer cualquier cosa porque ya habrá alguien que les sustituya. Esto, aunque no lo parezca ocurre en la actualidad, puesto que en un trabajo cuando estás a punto de jubilarte te sustituyen por otra persona, te reducen la jornada y contrata a alguien por menos dinero o incluso cuando se rebasa una edad parece que no se es válido para trabajar.
Si bien es cierto que esta película es una obra maestra del cine mudo, una de las pocas pegas que le pongo un poco las situaciones excéntricas de la creación del robot y todo lo que conlleva posteriormente; ahí es donde aparece con mayor nitidez el expresionismo alemán que comentaba anteriormente y, además el pensamiento adelantado sobre avances científicos.
Centrándome en otras facetas, Fritz Lang sólo hizo dos película en Alemania: Metrópolis y M: El vampiro de Düsseldorf, puesto que no estaba conforme con la ideología del nacional socialismo que se estaba imponiendo por aquel momento. Otra característica digna de mención, es que la película está basada en el libro que escribió su mujer. Los efectos especiales son los más cuidados que he visto en películas de esta época. También reseñar que esta película tuvo influencias en cineastas posteriores como fue el caso de Ridley Scott que se inspiró en la ciudad para hacer Blade Runner, Luc Besson que absorbió la idea de la cápsula para El quinto elemento o incluso George Lucas para dar base al androide C3PO en la mítica saga de Star Wars. Y una larga lista entre más películas y cantantes que se vieron influenciados tanto por el póster de la película como por los fotogramas.
Desde mi punto de vista, es una joya del séptimo arte que no debe de faltar en una lista de películas vistas, pero lo más importante es ver la versión entera y recuperada de 148 minutos porque permite entender bastante bien fragmentos de la historia que fueron cortados para su estreno es otros países fuera de Alemania. Disfrutad con una de las maravillas de la ciencia ficción.
Calificación personal: 9
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