- Título original: Lust for life
- Año: 1956
- Género: Biográfico
- Dirección: Vicente Minnelli
- Intérpretes: Kirk Douglas, James Donald, Anthony Quinn, Pamela Brown, Jill Bennett, Everett Sloane, Henry Daniell.
- Guión: Norman Corwing
- Música: Miklos Rózsa
- Fotografía: Russell Harlan, Freddie Young
- Vestuario: Walter Plunkett
- Montaje: Adrienne Fazan
- Productora: Metro Goldwyn Meyer
SINOPSIS
Vincent Van Gogh (Kirk Douglas) vive atormentado porque no consigue ser reverendo como su padre. Cuando descubre que su verdadera vocación es pintar pero sobre todo, retratar la vida de la gente humilde y de campo se siente liberado pero a la vez atormentado. Porque como genio que es, no encaja en los estándares habituales de los pintores de la época.
CRITICA
Es de bien sabido que los artistas tardan en alcanzar la fama sobre todo en siglos pasados donde el reconocimiento tardaba en llegar porque muchos de esos artistas, no se ceñían a las normas que había establecidas (es decir, los cánones) y cuando fallecían, es cuando realmente obtenían ese reconocimiento que tanto se les había negado en vida. Y uno de esos artistas fue Vincent Van Gogh.
De echo, gracias a esta película y de forma conjunta con las cartas que le escribía Vincent a su hermano Theo, la fama del pintor holandés se disparó como la espuma. Pero, en esta crítica no se va a desarrollar conceptos artísticos del pintor (daría de forma extensa para muchos artículos y comentarios, aunque ya los hay) sino, las cualidades artísticas cinematográficas que reflejan de una forma muy acertada, la vida de un gran pintor y sus cuadros.
Desde el principio, se nos muestra al espectador a un hombre que de por si (aunque intente mostrar lo contrario) no se conforma con mostrar seguir las normas de lo establecido sino que, quiere reflejar al mundo la realidad y formar parte de esa realidad sin ser hipócrita. Lo que pasa es que ese tipo de pensamientos y de ideas no encajan en un mundo tan puritano donde se predica la Palabra de Dios pero no se actúa como realmente dice esa Palabra. Si se extrapola este aspecto al arte, si eras un transgresor y no seguías la norma, no eras aceptado y por ende, se terminaba en la pobreza y muchas veces, el artista moría en soledad. Aunque, el final para el pintor holandés no fuera la soledad, sus ideas y sus problemas mentales fue algo que le atormentó a lo largo de su vida y que no conseguía entender el porque de su situación o de sus cambios de humor.
La verdad es que tanto en el siglo pasado como en el presente, muchas veces los biopics quedaban (o quedan) muy deslucidos cuando se intenta abarca toda la vida del personaje y no se centra la historia en los elementos fundamentales. Sin embargo, para esta película no te cuenta como pintó cada cuadro sino que, según lo que iba contando en sus cartas, aparecía un fotograma de los principales cuadros que pintaba en esa época, lo que permite que el espectador se haga una idea de esa etapa de su vida y su evolución tanto a nivel personal como artística. Todos estos factores se complementan gracias a la interpretación magistral de Kirk Douglas, demostrando su gran talento.
En definitiva, se puede decir que el arte y el talento va unido pero, no todo lo que se haga tiene que ser siempre arte (en pintura, escultura, música, etcétera) y llama la atención que cuando lo es de verdad no se valora. Eso fue lo que le pasó a Van Gogh, siendo la prueba más evidente que uno de los últimos cuadros que se subastó del pintor, se vendió por más de mil millones de dólares. Ahí queda el dato.
Calificación personal: 7.5
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