- Título original: Jodaeiye Nader az Simin.
- Dirección y guion: Asghar Farhadi.
- Año: 2011.
- Género: Drama.
- Interpretación: Peyman Moaadi, Leila Hatami, Sareh Bayat, Shahab Hosseini, Sarina Farhadi.
- Producción: Asghar Farhadi.
- Música: Sattar Oraki.
- Fotografía: Mahmuoud Kalari.
- Montaje: Hayedeh Safiyari.
- Diseño de producción: Keyvan Moghaddam.
- Distribuidora: Golem.
SINOPSIS
Nader y Simin son un matrimonio que, junto a su hija Termeh, deciden abandonar Iran en busca de una vida mejor. Cuando todo está casi preparado, sin embargo, él se echa atrás por temor a abandonar a su padre, a quien le han diagnosticado Alzheimer. Ella, disgustada, decide pedir el divorcio y, al no serle concedido, se muda a vivir con sus padres. Las cosas se complicarán cuando Nader, quien se queda con la niña, decida contratar a una mujer para ayudarle con el cuidado de su padre. Un buen día, al llegar a casa, se encontrará al anciano atado a la mesa y, a partir de ahí, todo dará un vuelco en su vida y en la de la pequeña Termeh.
CRITICA
Hasta el momento no había visto ninguna película del cine de Oriente Medio (a pesar de su gran reconocimiento internacional), puesto que sacarme de la "burbuja" del cine de Estados Unidos y el Europeo era mucho más seguro, además de conocer mejor estas dos culturas en lugar de la asiática. Pero el poder haber visto esta película, me ha permitido en cierto modo no solo visionar un cine desconocido para mi, sino aprender de otras culturas en donde la religión tiene un papel bastante importante en la sociedad.
Desde el principio el director y guionista nos presenta una situación realista en una cultura donde las tradiciones y la religión es muy importante. De alguna forma, lo que intenta es levantar acta sobre una sociedad en que los asuntos de la conciencia y la ya mencionada religión pesa mucho.
De una forma humana y clara se tratan temas que para alguien sería impensable en la sociedad europea pero que en este caso, les remueve la conciencia a los protagonistas, además de la alta calidad de sus aspectos técnicos-artísticos. Esta película es prueba de ello y, sin renunciar a una trama de ficción que pueda enganchar con un público amplio, logra trazar una composición social y antropológica en que se ve que el director prefiere dejar hablar a las imágenes y a los personajes. Muestra también un matizado retrato de los individuos que echan mano de la verdad para sobrevivir, y a la vez nos muestra un país iraní que se impone con una legalidad muy elemental y una situación humillante de la mujer, donde demuestra una vez que el hombre tiene voz y voto sobre lo que ella pueda decidir.
Un difícil equilibrio entre justicia y moral, entre asuntos civiles y de religión, entre la verdad manifiesta y la encubierta, entre los motivos que un marido y su mujer esgrimen cuando piden el divorcio. Ellos son Nader y Simin, matrimonio que se respeta y se quiere, pero que acaba discutiendo sobre si irse al extranjero por el bien de su hija adolescente Termeh (claro está, que ella no tiene voz ni voto en la decisión) o quedarse para cuidar del abuelo senil. Esta situación obliga a Nader a contratar los servicios de la ultraortodoxa Razieh para que pueda encargarse de su padre mientras el está trabajando. La complicada vida de esta mujer así como el giro de los acontecimientos provocan que la situación se acabe enredando más y terminando con denuncias construidas sobre mentiras y reproches.
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Un cine contemplativo y comprometido, conmovedor y que sabe mantener el suspense y la tensión, exponente del humanismo más rico y profundo, que habla de moral sin proponer ni recetar soluciones fáciles.
Calificación personal: 9
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