- Dirección: Andrzej Wadja
- Año: 2007
- Género: Historias reales
- Intérpretes: Andrzej Chyra, Artur Żmijewski, Maja Ostaszewska, Wiktoria Gąsiewska, Władysław Kowalski, Maja Komorowska, Jan Englert, Danuta Stenka, Sergei Garmash.
- Guión: Andrzej Mularczyk, Andrzej Wajda, Przemysław Nowakowski
- Música: Krzysztof Penderecki
- Fotografía: Paweł Edelman
- Montaje: Milenia Fiedler, Rafał Listopad
- Vestuario: Magdalena Biedrzycka
- Productora: ITI Cinema
SINOPSIS
El 17 de septiembre de 1939, el Ejército Rojo invadió Polonia. Los oficiales relacionados con la Inteligencia Polaca fueron arrestados como prisioneros de guerra y, un año más tarde, la policía secreta rusa, NKVD, mató a miles de estos hombres en el bosque de Katyn. Miles de familias esperaban que se reconociesen los crímenes. Pero tanto Rusia como Alemania, negaban lo sucedido.
CRITICA
Durante la Segunda Guerra Mundial, de lo único que se hablaba era de la acción de Hitler contra los judíos, de su expansión por Europa, del fascismo de Mussolini en Italia. Pero en ningún momento se hablaba del avance de los rusos (por aquel entonces era la famosa URSS) y, como aprovechó la debilidad de la gran mayoría de los países europeos para realizar matanzas a diestro y siniestro; llegándose a contabilizar veinte millones de muertes, entre rusos y otros ciudadanos europeos. Una de esas masacres, fue la de Katyn, que es lo que se nos describe en esta película.
Por un lado, no solo cuenta parte de la vivencia del pueblo polaco tras la guerra y tras esa matanza, sino como se aniquilaba de un plumazo toda la esperanza. En la vida, en el futuro, sino también en uno de los elementos más fuertes de ese pueblo: la fe. El ver que habían sido abandonados y que nadie respondía ante esos crímenes. Sin embargo, esos oficiales del ejército polaco, eran los únicos que mantenían la fe, a pesar de presentir cual sería su negro destino.
Bien se sabe que la implantación del comunismo consiste en aniquilar todo vestigio de lo que hubiese antes sin importar nada. Aunque no lo parezca, Dios no abandonó al pueblo polaco, porque cincuenta y cuatro años después, gracias a la acción del Papa Juan Pablo II, se consiguió derribar ese muro que separaba la Europa democrática de la Europa comunista. Y conocer que, a pesar de todo, la fe es lo único que termina prevaleciendo, por mucho que se quiera negar su evidencia.
Calificación personal: 8.5
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