- Título original: Four good days
- Año: 2020
- Género: Drama
- Dirección: Rodrigo García
- Intérpretes: Glenn Close, Mila Kunis, Stephen Root, Joshua Leonard, Sam Hennings, Michael Hyatt, Carlos Laccamara, Rebecca Field.
- Guión: Rodrigo García, Eli Saslow
- Música: Edward Shearmur
- Fotografía: Igor Jadue-Lillo
- Montaje: Laura Connelly
- Productora: Productivity Media, Indigenous Media, Oakhurst Entertainment
SINOPSIS
Tras diez años consumiendo opioides, Molly (Mila Kunis) recurre a su madre Deb (Glenn Close) para que la ayude a desintoxicarse, pero Deb le pone una condición: que vuelva cuando esté limpia. Cuando parece que la situación va bien, Molly debe de estar siete días sin drogarse para que la pongan una inyección. En estos días, la relación madre e hija se pondrá a prueba.
CRITICA
Siempre que descubro una película que no ha tenido mucha repercusión en taquilla y no se le ha hecho una promoción justa, me gusta darle su hueco correspondiente en mi blog. De ahí que al ver la película 4 días me haya impactado el dúo femenino interpretativo y tratar un tema que siempre es un tanto peliagudo: la drogadicción.
Desde el minuto uno de la película se trata sin miramientos las consecuencias de la drogadicción (en otras películas nos van mostrando el deterioro progresivo del personaje por el consumo de estupefacientes) y la virulencia de ese rechazo por parte de Deb hacia Molly. Este choque provocado hacia la mirada del espectador puede generar cierto inconformismo, ya que se muestra un cierto rechazo directo a Deb por no ayudar a su propia hija. Pero, en los siguientes minutos del metraje vemos claramente como ha sido Molly la que ha provocado que su propia madre haya puesto determinados límites en lo que se refiere a su relación materno-filial. Sabiendo que se parte de esta premisa, vamos a desarrollar de una forma antropológica lo que realmente reflejan estos dos personajes.
Deb es una mujer que sigue trabajando a pesar de tener una edad. Parece que tiene una vida tranquila y sencilla hasta que irrumpe su hija Molly, por lo que el mundo de Deb se viene abajo al recordar las contadas ocasiones que su hija le robó dinero, la mintió, las veces que intentó desengancharse, el inicio de Molly en las drogas e incluso su propio pasado; lo cual le hace cuestionarse si realmente ejerció como madre y, si la culpa de que Molly sea una drogadicta es por su culpa. En el transcurso de esos siete días debe de lidiar con su conciencia y con los reproches mutuos que se hacen su hija y ella para que al final el espectador pueda llegar a una conclusión sobre Deb: está sola en todo lo que concierne a Molly y lo ha hecho lo mejor que ha podido y sin darle la espalda a su hija.
Al final, tanto Molly como Deb muestran el lado humano no solo en los momentos alegres, sino también en los momentos extremadamente duros entre ellas dos. Esto es posible gracias a la interpretación magistral de ambas actrices. La grandiosa Glenn Close nos tiene más que acostumbrados a interpretaciones que dejan sin aliento pero, el descubrimiento de la faceta interpretativa de Mila Kunis realmente quita el hipo también en lo que a su aspecto físico se refiere; por lo que me da pena que ambas no obtuviesen el reconocimiento merecido por parte de la Academia de Hollywood en los premios Oscar. Por lo que confirma mi teoría de que los premios no siempre lo son todo.
Es una joya del cine independiente que debe de ser saboreada en todos y en cada uno de sus planos. En todos los matices humanos. En el mundo peligroso de la drogadicción, sobre todo de aquellas personas que se dedican a traficar y vender droga. No solo con esta película se ve el reflejo de ese mundo sórdido, también gracias a la serie de The Wire, vimos la realidad de la destrucción del ser humano.
Calificación personal: 9
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